viernes, 13 de agosto de 2010

Miedo.

Vale, tengo miedo. ¿Y qué? Lo acepto. Me ahoga ese miedo y me pone los pelos de punta cada mañana. Tengo miedo a ser uno más de ellos. ¿O de vosotros? sabrás. Miedo a no sentirlo alguna vez. Tengo miedo a vuestra demente rutina, y su velocidad. También a esta sinceridad, miedo al sonido de este lápiz marcando el papel. Tengo miedo al futuro, mucho miedo, pero odio el pasado y me asquea vuestro presente. Tengo miedo a vuestro ejército de mentiras que se alinean dispuestas a atacarme de nuevo. Seré valiente.
 Tengo miedo a quedarme ciega del todo, y no poder ver tan siquiera mis manos, a no sentir jamás el calor de esa mirada, ni de esos labios. Te tengo miedo.
Tengo miedo a lo efímero, a llegar a ser feliz con vuestra mierda de felicidad. Tengo miedo al olvido, pero también al recuerdo.
Me atrevería a decir, si es que me atrevo a algo, que soy Miedo.
Sí, es así. Tengo miedo, pero no he caído todavía. Espero verte ahí, tu mirada, tus labios, tus ojos, tus sueños, todo tú. Cuando esté dispuesta a vencerlo.

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