jueves, 12 de agosto de 2010

Esc

Sonreía alegre a su lado, para disimular todo el miedo que le temblaba por dentro. Ella tenía miedo de estallar ahí mismo, y parece que ese era el momento para la hecatombre. Que todo iba a volar por los aires. La cuenta atrás y... Pegó un brinco desde la arena. Miró al cielo y después le miró a él, que seguía ahí sentado, sin decir nada.

- De verdad, hazlo. Haz el loco conmigo, y pierde esa vergüenza. Vuéeeeeelvete loco de atar. - Suplicó y se hizo el silencio por un momento,  ella ya no podía retroceder. Su miedo ahora eran nervios y ella una bomba de relojería - Muérete de ganas de vivir. Escápate. Baila, ríe, salta al abismo. Invitame a volar contigo para verlo todo desde ahí arriba. Ver al mundo tan pequeño y a nuestros pies. ¡Y pensar no aterrizar nunca!

Seguía sin haber respuesta, en un segundo, pareció solo oirse el crujir de los esquemas del callado. Se podía oler como ardían dentro de él. Ese era el momento de ganar, penso para sí la chica. Y se acercó, y le cogió la mano como si fuese a encadenarle en un compromiso. Pero era al revés, era para despegar.

- Desea errar. - Susurraba cerca de su cara, las olas apenas dejaban oírla. - Y después, méteme a hurtadillas en tu casa cada noche. Sonríe. Y pídeme dormir contigo desnuda, aún con riesgo de que puedan entrar y verme. Después tápame la boca para no respirar más alto de lo debido, para no decir verdades. Y mírame a los ojos. Y miénteme, y dime que me quieres en ese preciso momento... y...

Olía a quemado. Algo había negro ahí dentro de él, carbonizado. Se sentó, fracasada y volvió a jugar con sus cordones. Sabía que estaba destrozando el momento, o alomejor arreglándolo del todo.

Tardó ese tiempo en saber que debería callar.







...


...



Pero le dió igual:

- ... Y será como el sueño que soñé y no quise contarte. - Bajó la cabeza, y respiró la sal. Y no miró a nada, porque no había nada más.




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