sábado, 27 de noviembre de 2010

Ángel caído.


Tengo la ropa interior por bandera, y las ganas al viento. Las manos con ansia de enredarse en cualquier largo pelo. Tengo alas, aunque no las use. El infierno es el lugar perfecto para no querer volver ahí arriba. Aquí hay demasiados bares dónde echarle polvos a todas las hadas del mundo. Que me laman mucho más que las heridas aquellas que dicen que existe Nunca Jamás.

Soy ese ente que cree que su sangre se bebe en el santo grial, y bajo su mando hay cuatro jinetes dispuestos a acabar con todo. Aquel al que le alumbra un candelabro de siete brazos y que cubre de manchas su cuerpo.
No siento, ni padezco, y vendo cualquier emoción por plata barata. Soy la bestia, la coraza y las cenizas de un querubín. La mano izquierda y el caos. La oveja negra que absorbe los mares. Quien te tienta toda la vida más 40 días. Soy quien declara batallas al tiempo para poder ser más. 
Soy la víctima de la vida en una lucha a muerte. Ahora soy más de 23 heridas mortales. Soy cadáver entonces, soy mierda y manjar. Soy quien ha caido, y aún porta la luz en su nombre para levantarse. Soy quien desobedece por desencanto. Soy coraje. Soy individuo. Soy mi Dios.




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