martes, 13 de diciembre de 2011

Versos en el metro.

Siento que me esparzo y me contengo,
que me siento y me revuelvo,
que respiro pero tiemblo.
Siento que me muero y comienzo,
que me disparo y me retuerzo,
que vibro de nuevo.

Siento que soy valiente,
Sólo porque temo.

viernes, 29 de abril de 2011

Difuntos.

Huele a azul. Color marino de ojos rotos. A Madrid por las mañanas. A desayunos mudos. A la falta de los silencios astutos que impregnan de ironía la vida. Los he buscado, te lo aseguro, y no hay arlequines en el mundo de Desencanto. Huele a frío. Ahora mismo soy el aire que no existe en Vacío.
Me acobardo porque ella me ataca. Mi gran amiga, mayor enemiga, escupe manchas en estas hojas blancas. Indago, me agito, me revuelvo entre el alquitrán que palpita porque estoy perdida y no me encuentro.
Me quiero lavar la cara. Sólo para saberlo. Sólo eso.
Tráquea, trágame. Y me ahoga en soledad, en sombra. En anillos negros, en existencia mórbida y en invierno.
Me lloran los mismos difuntos. Los cadáveres duermen a mis pies antes de su hora, generaciones de muertos huelen aquí dentro antes de vivir. Los abortos cuelgan de las paredes, vomitan los vientres, arden las madres. Las batallas se resuelven porque me rindo. Y su espada penetra mucho, mucho más hondo que el corazón.
No llego a la puerta.





Venga. Desnúdame si no sirvo para mucho más.

martes, 1 de febrero de 2011

Anclado.





Una vez más vuelvo a abrazarme a mí misma antes de salir ahí afuera. Lejos de las sábanas no hay abrazos que valgan, y abundan las tempestades. Levanto las velas y las cortinas. Me despego de la cama, haciéndome la misma maldita pregunta de siempre. Desnuda, para variar, intentando buscar las chanclas por algún lugar de la habitación, no sé dónde las dejé, como tampoco sé donde dejé las ganas de vivir. La marea solo trae mierda al fin y al cabo.

Hoy quiero navegar con lo más bonito que tenga, por eso de decorar el despojo. Y me lanzo a mar abierto para que el futuro no se caiga al mar.
Como un barco pirata sin dirección camino por la Gran Vía con lo primero puesto. La falda es corta, para dejar largas las velas que me lleven a Nunca Jamás. Me pongo la mirada felina y la media sonrisa, la otra media la guardo para cuando me quieran de verdad. Náufraga del viento y musa de muchos, por bandera la ropa de alquien que nunca probé. Los ojos llorosos, la vida tendida, y al timón las ganas de estallar. 230 km/h para huir, contoneando caderas y bailando cada ola. Dejando todo atrás.Y llegar antes posible lo más lejos de aquí, lo más lejos, por favor. Allá donde esté mi maldito tesoro. Sólo es tiempo y velocidad.


No hay tierra a la vista. Me subo a lo más alto del mástil para observar dónde quedó mi destino. Y miro alrededor sin respuesta. Me echo las manos a la cabeza. Me doy cuenta de que Nunca Jamás es la segunda estrella a la derecha, y que sólo soy un barco que navega a la deriva por la calle Montera.
Como dicen, nunca fue fácil llegar a ser una princesa.

Me siento en mitad de la acera, Poseidón ha vuelto a ganar y Penélope no está. Asique hecho el ancla, y tiro mi vida por la borda.


[…] Ni agarrarme a la ciudad, que todo se hundía.
Y vi el mar en la Gran Vía y soñé con navegar… y soñé con naufragar […]




...Y tocarme y hundirme, como en un juego.

lunes, 24 de enero de 2011

23




Jodida pero muy contenta. 
70% Yo. 30% Ego.
El cerebro a -23ºC y el corazón a cien.  
Personalidad enfermiza, insana, cruenta.
Adictiva.
Erase una mujer pegada a un arma en la sien. 
Un puñado de inercia y máquina. Insaciable búsqueda de perfección. 
El mar rompiendo en los ojos, el cielo arrugado en la boca. 
Las ojeras de antifaz como Doña Inspiración.
Los dientes separados que dicen NO a lo establecido. 
La lengua larga para mamársela al temor. 
Mis tetas te hacen aguantar la respiración.
Y en mi espalda, junto a la gran cruz, los latidos carcomidos.. 
Pienso descargarme cuando encuentre algo mejor. 
Las alas cortadas, que no cortas, para correr más rápido. 
Vomito en vuestra vida las mentiras más reales.
Soy el odio y los principios. 
El desencanto y los finales. 
La culpable de que duermas cada noche en los portales.
Mis brazos son víricos, 
esperpénticos, 
transoceánicos, 
esdrújulos, 
que terminan en placentas de cinco dedos, dispuestas a parir como conejos. 
Manos entrenadas en abrir cabezas y piernas. 
Los nervios me asaltan, dentelleo las uñas.
Mi páncreas esconde mi parte más tierna. 
Amo de verdad, por eso no lo he hecho nunca. 
Mi ombligo es la batalla perpetua y mi coño la extinción.
 El fuego en la piel, el vaho, el agua.
Las caderas un desencadenante de desesperación.
Las piernas se apoyan más en hombros que en suelos, 
se follan la hipocresía a cada zancada.
Abusan del consuelo, del derecho al pataleo.



¿Ves? Soy la mujer perfecta con unos kilos de más.




sábado, 22 de enero de 2011

Supertramp.

Big Hard Sun








¿Sabes? Me han contado que hay un mundo oculto detrás de éste. Allí se sabotea con besos las mañanas del estrés rutinario. Las paredes se pintan de verde chillón. Te levantas y puedes ver el mar sin tener ninguna ventana. Alaska está a un palmo y hay tierra bajo tus pies. El sol ni se quema ni se contamina bajo las horas de la vida. Es un sitio sin carteles que te digan cuando y cómo has de comprar, porque no es necesario. O no te importa. Donde las mentiras solo existen para dar sorpresas. Los alimentos están sin fecha de caducidad, sanos como el agua cristalina y nulos en tortura. Puedes oír con tranquilidad los grillos en la noche. Ver las estrellas aunque en Madrid no se vean, y pasar horas y horas jugando sin llegar tarde a clase. Comer en el suelo sin mancharte los pies. Dónde todos los finales son de película. Un mundo dónde los lunares de mi cuerpo te cuentan que no quieren más cremas. Que ni mis ojos ni los tuyos son más bonitos con una raya negra. Un mundo en el que quitan la palabra 'natural' del diccionario. Las historias no se ordenan (como siempre que escribo) solo fluyen (como ahora). Hay hileras de dientes impacientes. Dibujos. Magia. Pena. Deseos confundidos. Temblores. Explosiones incontroladas. Romper olas lavando platos. Que te envidien las nubes saltando en la cama. Enloquecer bajo la manta, murmullos y gestos anónimos. Sellar miradas y guardarlas en cajas con estrellas enormes y enanas blancas. Llorar de alegría. No somos gente, somos tarados. Supermendigos que Sobreviven la vida. Happiness only real when shared. La excepción se convierte en regla. Dormir en las calles, y pensar realmente desde tu más utópica célula de la inteligencia, sin límites. Porque en este mundo, en el mundo en que vivimos, nos hacen pensar y ver que somos afortunados comparándonos con desgracias y mutilaciones de pecho.
Cuánto te echo de menos.


viernes, 21 de enero de 2011

Empty.


A veces crees que puedes escapar. Sí.
Y en esa habitación cerrada del décimo piso cierras los ojos como los niños pequeños, a ver si el problema desaparece con suerte. Y esperas. Esperas un poco más. Lo suficiente para que se vaya. Lo suficiente para saber que si los cierras, todo es mentira. 

1. Bazofias.

2. Falacias.

3 minutos.

Como una cría entrecierras el izquierdo, un poco, lo justo para no ser vista. Y sigue ahí, sigue aquél bicho enorme esperando de pie, delante de ti, paciente para que le dediques la mejor de tus palabras. Sonriente y plantado. Abarcando toda la habitación como si fuesen 900 kilos de grasa. Ardiente, maleable, húmeda. 
Hola, estoy aquí. Le falta saludarte con la mano y fumarse un cigarro delante de tu cara. Para recordarte con el humo que sigue esperando a que te ahorques. Que a cada gimoteo te des cuenta de quién manda, de empaparte con su mierda. No sabes qué hacer, aprietas los dientes y te duele por ahí dentro, como si te pincharan y despegaran vena a vena de tu estómago. 
Maldita sea, ese es el momento en el que uno decide que no quiere abrir los ojos jamás.

Otras veces la mejor solución es hacer de princesa durmiente pero con vestido roto. Hacer de belleza acurrucada y con ojeras, pero igual de encerrada en ese lugar. Esperando a que te salven de las garras del monstruo. No. Abrir. Los. Ojos. Jamás. Soñar que no paras de soñar para que pase el tiempo. Tanto que si amas en un sueño lo sientas de verdad. Tanto que si te disparan, te salve de verdad. Tanto tanto, que sepas que cuando despiertes llorarás añoranza.

Lo único que supera la añoranza es la estratagema. Dilatar las pupilas, abrir los ojos, respondiendo a la motivación de salir de ahí. Tener fuerza por un segundo de abrir la única puerta que hay, porque sólo estás tú ahí metida. 
Medir sigilosamente las caladas dadas, los segundos en su respiración, sus movimientos, la vibración del suelo, para que cuando despiertes… ¡Voilà! Eches a correr por la única puerta que hay. Para dejar todo atrás. La coartada perfecta para salir corriendo y llegar a la puerta. Para huir de Vacío.

Desear que te espere ahí, al abrir la puerta, el pianista que siempre soñaste. Ser cobarde, débil, pensar tirar del pomo y zambullirte en la boca que parece que te ansía. Desatarte en sus ojos. Llorar de emoción. Abrazar por todos los sitios posibles su ombligo. Calentarte bajo su brazo. Acusar al pecado desde sus manos creadoras. Protección. Y ganar al fin a todos. Y proclamarte desde su pelo la mejor princesa del mundo.
Alejarte de ti un poco más. De tu peor enemigo.


Pero no. 
No es fácil.



 Hace frío. Desencanto te espera en la siguiente habitación. Sólo hay ventanas y todas están abiertas de par en par. Toditas para tí. Y ahí no añorarás los sueños, sino a Vacío.



Sentirás como se te va la vida, aunque no sepas por dónde. 



 I'm looking over my shoulder
'cos millions Will whisper
I'm killing myself again
maybe I'm dying faster but nothing ever last I
Remember a night from my past when I was
Stabbed in the back and its all coming
Back and I feel that pain again